BIOÉTICA EN CIENCIAS DE LA SALUD
Reseña de la obra
La ética parece estar de moda. En todas partes se habla hoy de ella, y se utiliza para justificar casi cualquier cosa. Este hecho adquiere aún más significación ante la impresión que uno tiene de que la inmoralidad acapara más éxitos en la vida real que la conducta moral. Quizá, como ha señalado Lipovetsky, esta revitalización de la moral pueda ser interpretada como reacción a la decrepitud de los comportamientos. La Bioética, como ética aplicada, comparte este papel de primer orden que la ética tiene en la sociedad actual. Definida como reflexión ética sobre las ciencias de la vida y los cuidados de la salud, hallamos en ella una parte de ética aplicada a las ciencias de la vida y otra de índole clínico-asistencial. La Bioética se ha convertido en el marco adecuado para la discusión de los problemas morales que se presentan en la sociedad actual ante los avances biomédicos y tecnológicos, y los cambios ocurridos en la relación clínica. Esta nueva disciplina cuenta con cincuenta años de existencia, desde que su término fuera acuñado por el cancerólogo norteamericano van Rensselaer Potter, a comienzos de los años setenta; siendo, por tanto, los norteamericanos no solo los padres de la Bioética sino también los autores de su desarrollo inicial, lo que al tener lugar el lógico trasvase al continente europeo, ha planteado un chirriar de engranajes debido a la diferencia importante entre una cultura eminentemente pragmática como la americana, y la cultura europea. La Bioética ha surgido en la llamada sociedad del bienestar, cuyo referente ético más preciso es el utilitarismo, el cual, como señaló Aranguren, al no considerar como bien intrínseco más que el bienestar, obliga a reducir a bienes instrumentales todos los actos intrínsecamente éticos. En esta sociedad del bienestar la calidad de vida es un valor prioritario, y, por tanto, el dolor, la enfermedad, la vejez, etc., parecen ser aspectos negativos, y la cultura del hedonismo campa por derecho propio. El deber ha cedido el testigo al bienestar. La ética, tiene que ver con la razón práctica, y exige de una argumentación racional. No parece posible, por más que insistan en ello los relativistas, que en ética nos guiemos por pareceres. Es la argumentación, y la confrontación racional, lo que exige la ética. Pero una argumentación válida obliga a que el edificio bioético tenga unos cimientos fuertes, es decir una sólida fundamentación. Además, toda edificación necesita de una estructura apropiada que pueda albergar con seguridad su contenido; la Bioética precisa de unos principios y normas morales bien asentados en los cimientos de su fundamentación. Y tanto cimientos como estructura exigen una armonización que de coherencia a lo construido. Las virtudes, la personalidad moral, se convierten en el elemento de coherencia que nos va a orientar en el abordaje de los temas objeto de esta disciplina, y que nos hará respetables y nos identificará ante los demás. Siendo así que en nuestra sociedad plural nos encontramos con diversos sistemas o criterios éticos, la Bioética se va a ver traspasada por ellos, lo que explicará la dificultad para establecer un consenso en el enfoque de las cuestiones que cada vez con más frecuencia se le plantean a esta disciplina, así como las posturas, a veces excesivamente distantes, que se pueden mantener dentro de ella. Es preciso un consenso, se dice con frecuencia, un mínimo moral común que surja como fruto de la maduración ética de la sociedad. Y se suele poner como marco de referencia la Declaración Universal de Derechos Humanos. Intentar algún tipo de aproximación a este difícil consenso supone una adecuada comunicación. Y esto se nos muestra difícil. Comunicar es hacer a otro partícipe de lo que uno tiene. Pero participar implica compartir, y esto exige, entre otras cosas, dar, tolerar, amar, recibir, asumir, aguantar...; es decir, la participación presupone actitudes, sentimientos y modos de actuar que no parecen abundar en los humanos. Esta obra, que abarca desde la fundamentación a la clínica, pasando por temas controvertidos y de enorme actualidad como la genética, las técnicas de fecundación, la esterilización, etc., ha surgido con la intención de ser una aportación más a la necesidad de enseñanza de la Bioética, ocupación cada vez más extendida y reconocida; e intenta recuperar.
Autores
Mª Dolores Espejo Arias. Diplomada en Enfermería, Especialista en Medicina Interna y en Bioética. Profesora Asociada en la Universidad de Córdoba.
Aurelio Castilla García. Facultativo Especialista en Psiquiatría. Doctor (doctorado) en Medicina. Valladolid.