FISIOTERAPIA EN EL TRATAMIENTO DE CICATRICES

Reseña de la obra

La piel es el órgano más importante y extenso de nuestro cuerpo. Actúa como barrera protectora frente a microorganismos y agresiones externas; por el contrario, es la parte más expuesta a las inclemencias meteorológicas y lesiones. La piel nos aísla del medio, a la vez que nos permite relacionarnos con él. Cuando se altera la integridad de la piel, o cuando se altera su proceso de cicatrización, surge una cascada de síntomas que no son meramente cutáneos. La piel es un órgano con diferentes funciones además de conexiones con el sistema nervioso central y periférico, cuya afectación es origen de una amplia sintomatología, que no se limita al área corporal donde se localiza la cicatriz, además puede provocar trastornos funcionales y posturales.

Por definición, una cicatriz es una señal o marca que queda en la piel después de cerrarse una herida. Aunque en la mayoría de las ocasiones no se preste atención a las cicatrices ni a su evolución, la realidad es que el proceso de cicatrización comprende una serie de interacciones y fases que como resultado genera un parche sobre la piel que tapa una herida. En numerosas ocasiones, esta cicatrización sucede sin incidentes, pero en otras, puede verse alterada en cualquiera de sus fases dando lugar a una cicatriz patológica, con consecuencias a nivel funcional y psicológico indeseadas. Nos referimos a episodios de cicatrización aberrantes que terminan en la formación de adherencias, de un queloide o de una cicatriz hipertrófica. Las cicatrices, como parte de un proceso quirúrgico o de una lesión deben formar parte del tratamiento fisioterápico, y ser tratadas durante el periodo de rehabilitación, ya que, en ocasiones, pueden generar una serie de efectos secundarios indeseados que perjudiquen el proceso de recuperación hasta el punto de limitar la vida del paciente. En resumen, la piel es un órgano que puede influir en la homeostasis corporal. Durante la exploración, es una buena práctica comprobar siempre la presencia de cicatrices, y valorar al paciente como un todo, de forma global y no solo como un síntoma, ya que una cicatriz puede producir diferentes síntomas, que afecten al sistema neurológico, fascial, motor y visceral.