TRASTORNOS DE LA MOVILIDAD Y MOVILIZACIÓN DE PACIENTES

Reseña de la obra

La movilización es la base sobre la que se sustenta cualquier cuidado que se ejerza en un paciente inmovilizado. Es imposible, por ejemplo, realizar una prevención correcta de las complicaciones asociadas al inmovilismo si no se sabe movilizar adecuadamente al enfermo. Vestir al paciente, realizar cambios posturales, lavarle, alimentarle, ayudarle en la deposición, o cualquier otra actividad cotidiana es mucho más sencilla para el cuidador, a la vez de resultar más agradable y menos traumática para el enfermo, si el profesional tiene una formación adecuada en esta materia.

Las manos son el principal instrumento de los cuidadores para la movilización. El contacto de éstas con el cuerpo del enfermo permite transmitir información sobre el movimiento, seguridad, cercanía, afecto y humanidad. El contacto es el medio que posibilita la interacción entre la persona que mueve y aquella a quien se está movilizando. Mediante este contacto el paciente sabe lo que se pretende hacer con él y es capaz de participar activamente, en mayor o menor grado, en la movilización. En esta nueva edición de este libro se fusionan dos materias íntimamente relacionadas entre sí, pero que muy pocas veces se tratan de forma simultánea: por una parte, los diferentes trastornos que afectan a la movilidad; y por otra parte, la forma de movilizar a las personas que sufren estos trastornos. La inmovilidad puede limitar únicamente algunas de las capacidades de la persona afectada para desempeñar sus actividades con independencia y normalidad, o puede imposibilitar de una forma total al individuo que la sufre. Se habla respectivamente de inmovilidad relativa o absoluta. Existen muchas enfermedades que pueden provocar trastornos de la movilidad, algunas de las cuales van asociadas al envejecimiento de la persona. Otras, en cambio, suelen presentarse en edades más tempranas. Hay determinados trastornos directamente relacionados con la movilidad como aquellos que afectan al equilibrio, a la marcha, y al movimiento. Las caídas pueden ser consecuencia y origen de la inmovilidad, por lo que merecen un amplio tratamiento en este libro. Una caída en una persona mayor no puede considerarse como un mero accidente. Las caídas constituyen por sí solas un importante síndrome geriátrico, ya que están íntimamente asociadas a la fragilidad física del anciano y al padecimiento de determinados trastornos, en muchos casos aún sin diagnosticar. Finalmente, no se puede olvidar que la inmovilidad es una fuente de problemas y que la persona inmovilizada es un paciente de riesgo por el deterioro funcional que acarrea la falta de movimiento, la desorientación, el peligro de neumonía, o de que se desarrollen úlceras por presión, por citar sólo algunos ejemplos. Las medidas preventivas de todas estas complicaciones potenciales deben formar parte ineludiblemente de los cuidados que se le den a cualquier enfermo inmovilizado. En la segunda parte del libro se estudia la forma de realizar las movilizaciones más frecuentes. La adaptación adecuada del entorno es la condición previa imprescindible para que sea posible hacer una movilización correcta. Un medio mal adaptado únicamente se puede compensar mediante el uso de una fuerza física mayor, lo cual implica, además del esfuerzo físico del cuidador, un riesgo importante de lesión de éste, y dañar o lastimar al paciente. Una vez convenientemente preparado el entorno en el cual se realiza la movilización, el profesional o el cuidador que maneja al enfermo debe conocer una serie de principios básicos que ha de tener en cuenta y aplicar al movilizar. La participación activa del enfermo, el contacto, la interacción, y el conocimiento de la forma de moverse del cuerpo humano, son los aspectos fundamentales de estos principios básicos. Muchas personas, especialmente ancianos, sufren una pérdida progresiva de determinadas capacidades, especialmente de la fuerza física, que son la causa de la aparición de ciertas limitaciones a la hora de desarrollar actividades cotidianas que previamente ejecutaban sin dificultad como meterse en la cama o levantarse de un sofá. Enseñar a estos ancianos a realizar estas actividades de una manera más sencilla puede suponer para ellos algo tan trascendental como la posibilidad de mantener o de recuperar su independencia. Todos estos temas se analizan y se desarrollan a lo largo de este libro. El libro en sí es una invitación a sumergirse en un tema amplio y fascinante, que trata sobre un aspecto fundamental en el cuidado de los pacientes y que por tanto debería ser materia básica en el currículo de cualquier persona y profesional que se dedique al cuidado y manejo de enfermos.