MEDICAMENTOS Y EMBARAZO
Contraindicaciones medicamentosas y vacunaciones durante el embarazo y la lactancia materna
Reseña de la obra
El embarazo supone una situación especial única en referencia a la administración de medicamentos, ya que involucra a dos pacientes, la madre y el feto. En la gestación, el uso de medicamentos debe regirse por el uso racional de los mismos, desaconsejando siempre la automedicación y valorando minuciosamente el balance entre el riesgo y el beneficio para la mujer y el feto. Hay que considerar que la mayoría de fármacos atraviesan la barrera placentaria y van a producir un efecto teratógeno, capaz de provocar anomalías funcionales o estructurales en el desarrollo del embrión o feto, que dependerán de factores como la dosis, la duración del tratamiento, la edad gestacional, etc. El riesgo de malformaciones congénitas de cualquier tipo se establece en torno al 5%, siendo la etiología de las mismas desconocidas en la mayoría de los casos, aunque es conocido que la exposición durante el embarazo a factores ambientales y a fármacos están claramente implicados. Por ello, la gestación se considera un periodo crítico para la administración de fármacos, ya que estos pueden influir en el desarrollo del embrión o feto, provocando en ocasiones graves malformaciones, sobre todo si se administran en el primer trimestre, así como complicaciones en el parto y puerperio si son administrados durante las últimas semanas de gestación. De forma general, en la práctica clínica, se va a priorizar el beneficio materno, pero siempre intentando minimizar los efectos adversos sobre el feto. Cabe destacar que la Food and Drugs Administration (FDA) comenzó a regular los fármacos utilizados durante el embarazo en 1979, tras varios incidentes en los que los fármacos causaron efectos adversos en mujeres embarazadas, como es el caso de la talidomida, un fármaco desarrollado en Alemania utilizado como sedante, que se prescribía a las mujeres para reducir las náuseas, el cual se utilizaba como seguro para embarazadas, pero causó deformidades en las extremidades de los niños nacidos de madre que lo tomaron durante el embarazo. Otro incidente destacable fue el relacionado con el dietilestilbestrol, un fármaco utilizado para prevenir el parto prematuro. Posteriormente, se descubrió que este medicamento causaba cáncer y que muchas niñas nacidas de madres que lo tomaban tenían más riesgo de desarrollar un carcinoma claro (tumor vaginal). Por casos como los expuestos, cobra mucha importancia la regulación del uso de fármacos durante el embarazo, aunque no debemos olvidar que ciertos fármacos en el embarazo, en determinadas situaciones, son esenciales y beneficiosos para asegurar la salud tanto de la madre como del feto.
Autora
Aurora María Cecilia Gallardo. Diplomada Universitaria en Enfermería en la Universidad de Córdoba. Enfermera especialista en Obstetricia y Ginecología en la Unidad Docente de Matronas de Madrid, Hospital Universitario La Paz. Máster oficial en Prevención de Riesgos Laborales por la Universidad de Córdoba, especialidad de Ergonomía y Psicosociología aplicada. Expertos Universitarios en reproducción asistida, en anticoncepción, en abordaje de enfermedades infectocontagiosas durante el embarazo y puerperio y en urgencias ginecológicas, obstétricas y neonatales. Actualmente, ejerciendo como Matrona en el Hospital General Nuestra Señora del Prado, Talavera de la Reina, Toledo.