EL SUICIDIO Y EL PENSAMIENTO SUICIDA
Reseña de la obra
El suicidio, término procedente del latín sui, «a sí mismo», y occidere, «matar», es atribuido a Francois Desfontaines, 1735, aunque el término suicidio fue introducida por primera vez en el siglo XVII por Sir Thomas Browne, médico y filósofo, en su Religio Medici (1642). El suicidio se define, siguiendo a Fernando Quintanar, como acción de una persona por quitarse la vida de forma voluntaria y deliberada, ya sea de manera directa o rechazando un tratamiento necesario para mantener la propia vida de modo evidentemente activo o asumiendo una actitud pasiva. Según la Organización Mundial de la Salud, el acto suicida es definido como toda acción por la que un individuo se causa a sí mismo un daño, con independencia del grado de intención y de que conozcamos o no los verdaderos motivos, y el suicidio como la muerte que resulta de un acto suicida, cuantificando el acontecimiento de un suicidio cada 40 segundos, dándose 60.000 intentos que no logran consumarse. Se trata de un fenómeno multicausal y complejo que se encuentra presente en todos los momentos históricos, siendo universal, hallándose en todas las sociedades. El suicidio se encuentra entre las diez primeras causas de muerte en el planeta, de manera tal que anualmente mueren más de un millón de personas por esta causa, lo que se ve acompañado por el hecho de que por cada persona que se suicida, al menos otras seis personas requieren algún tipo de terapia relacionada, dándose una ratio de tres hombres por cada mujer que muere a causa del suicidio, aunque las mujeres tienen un mayor nivel de intentos. Nos encontramos, pues, ante una de las principales causas de muerte en el planeta, la cual, tal y como veremos en próximas páginas, entra en disonancia con las pautas sociales establecidas en la práctica totalidad de los sistemas socioculturales, a la vez que establecen la necesidad de una reflexión sobre el tratamiento cultural y psicosocial que se lleva a cabo con respecto a este fenómeno.
Autor
José Daniel García Fraga. Nació en Santiago de Compostela (A Coruña), en 1963, aunque desde 1996 tiene su residencia en Albacete. Es licenciado en Sociología y doctorando en Antropología Sociocultural. Perito del Colegio Nacional de Doctores y Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología, en los ámbitos de “Género e igualdad. Violencia de Género” y en “Discriminación, pobreza, exclusión e integración social”. Profesionalmente, desarrolla su actividad como investigador desde 1997, desarrollando trabajos para el Ministerio de Trabajo, las Consejerías de Empleo, Bienestar Social y Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, UGT y la Universidad de Castilla-La Mancha, entre otros. Asimismo, es docente de acciones de formación para el empleo, desde 1999, además de haber sido profesor asociado en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Castilla-La Mancha y profesor-colaborador en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, impartiendo las asignaturas de Antropología Económica y Antropología Cognitiva y Simbólica, así como la asignatura Antropología Social y Sociología, además de haber sido profesor invitado de la Escuela de Magisterio de la Universidad de Castilla-La Mancha, en el Campus de Albacete.